Esta vez he escogido al Freddie en su esplendor: el concierto de Wembley, el 12 de julio de 1986. Tenía ganas de una explosión de color enorme que ocupara la tela, y su chaqueta me parece la excusa perfecta para hacer explotar un color puro, llevo de vida, reforzando la expresión del coloso a la hora de cantar.
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